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El interruptor del hambre

  • Foto del escritor: fnxentrenamiento
    fnxentrenamiento
  • 19 feb 2020
  • 2 Min. de lectura

En algún momento de la evolución, las células adiposas comenzaron a comunicarse con el cerebro a través de una hormona llamada “leptina”.

La leptina forma parte de un complejo sistema que regula la grasa corporal y el hambre. Cuando engordamos las células adiposas liberan leptina, la cual le avisa al cerebro que suprima el apetito. Más aún, la leptina envía el mensaje de acelerar el metabolismo.

Con el hallazgo de esta hormona supresora del hambre, los científicos pensaron que por fin habían encontrado el remedio para la obesidad. Pero resulta que paradójicamente, entre el 85 y el 90% de las personas con obesidad tienen un nivel de leptina mayor de lo normal.

“El problema no es la producción insuficiente” - señala Friedman, reconocido investigador en esta área-, sino la resistencia a sus efectos.

Resistencia a la leptina: al subir de peso, el nivel de triglicéridos aumenta, lo cual puede impedir que la leptina llegue al cerebro. Como la persona siente hambre, tiende a comer más y acumula más grasa.

Sean los triglicéridos u otro factor que bloquea la leptina, una vez que la persona engorda, la resistencia a esta hormona le dificulta bajar de peso, ya que el cerebro no recibe la orden de apagar el hambre y acelerar el metabolismo.

Junto con la resistencia a la leptina aparece la Resistencia a la Insulina; otra hormona central en el desarrollo de la fisiopatología de la obesidad.

La resistencia a la insulina es la alteración metabólica más prevalente en la actualidad. Las células no pueden hacer uso de la glucosa que circula como combustible, ésta se acumula en sangre, produciendo una cascada de respuestas metabólicas dañinas para el organismo: acidificación sanguínea, inflamación, aterogénesis, aumento del riesgo cardiovascular y de la formación de tumores y hambre y ansiedad.

La sensación de hambre y ansiedad no es más que un claro síntoma del desperfecto metabólico que está ocurriendo en el cuerpo de la persona. Una de las principales causas son los alimentos artificiales (industrializados), por lo que la solución es eliminarlos.


Bibliografía y autor

Lic. Loreley Baravalle


 
 
 

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